domingo, 21 de marzo de 2010

El ignorado ambiente judicial

Es criticado y está siempre en la mira de todos, en el ojo de la tormenta, se dice que es la peor entidad del Estado y que su reforma conllevaría un esfuerzo sobrenatural para el Gobierno. El poder judicial es sin duda la entidad con menos credibilidad en el país.

Es muy fácil reclamar y señalar con el dedo acusador, los retrasos y demoras en los procesos son causal de miles de quejas, pero nadie tampoco se detiene a pensar en las condiciones en las que se desarrolla el trabajo diario en juzgados de paz y especializados.

Para empezar no se les otorga facilidades, la infraestructura es deficiente, muchas de las oficinas se ubican en pequeños cuartos acondicionados, donde predominan las rumas y el apiñamiento de papeles y expedientes que pueden formar cerros de documentos de valor irreemplazable, que no solo arriesgan su integridad sino también son insalubres por el polvo que emanan. Sin pasar por alto que en un sismo serían causal de tragedias e impediría la evacuación del personal.

Las computadoras y equipos con los que cuentan se encuentran en malas condiciones, factor que inutiliza el trabajo y lo retrasa. Tampoco se sabe que la necesidad de estar al día con los escritos obliga a los trabajadores a hacer horas extra sin éstas ser reconocidas, trabajándose incluso fines de semana.

A un juzgado pueden entrar hasta 60 escritos diarios para solo dos secretarios a cargo, por lo que naturalmente hace imposible que se agilicen los procesos y contraiga la especulación de los litigantes, quienes presentan innumerables reclamos a la OCMA, ente regulador que se encarga de fiscalizar el buen funcionamiento de la institución, y cuyo accionar es muy cuestionado debido a la rigidez con la que investigan a los supuestos implicados en irregularidades, es decir que usan como consigna el principio “culpable hasta que se demuestre lo contrario”. Una queja en el legajo de un secretario (sea constatada o no) puede cerrarle muchas puertas y oportunidades de ascenso.

Nada justifica que los funcionarios públicos se corrompan, ni el bajo sueldo, ni las condiciones laborales, pero se debe tener en cuenta que quienes gestionan en los juzgados de nuestro país son profesionales que al menos merecen desenvolverse en un ambiente que les facilite sus labores, para así trabajar de manera eficiente, enfatizando que no todos los miembros del Poder Judicial forman parte de la manzana podrida de la corrupción.

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